miércoles, 17 de septiembre de 2014

De cómo y por qué llegué a escribir este blog

Me entró la curiosidad de escribir un blog a raíz de un asunto en particular que me ocurre. Tengo tricotilomanía. Más de alguien se puede preguntar qué es, por ello, para mayor información pueden visitar diversas páginas o San Wikipedia en este link. La tricotilomanía se trata principalmente de un impulso irresistible de sacarse el pelo tanto de la cabeza como de otras partes del cuerpo, incluido el vello púbico, ya sea con la mano o con pinzas. Es algo como un trastorno compulsivo, difícil de controlar y bastante auto destructivo. En fin.

Ayer me corté el pelo. Hablo de ayer porque es la última vez que lo hice, ya que me lo corté definitivamente en enero de este año, en parte por aceptar con horror este "pequeño" asunto que me aqueja. Como sea, tengo 28 años. Se supone que estas cosas se desatan en la adolescencia o la pre adolescencia, pero como he vivido mis procesos tarde, no me extraña. Ahora que lo pienso, cuando estaba en quinto básico me saqué las pestañas, no todas, pero tenía pelado algo así como la mitad de afuera de ambos ojos. Mi mamá no sabía que hacer e hizo lo único que se le ocurrió: nada.

Soy la hermana del medio de tres: una casada con un hijo de cinco y una niña en camino, y una hermana nueve años menor que también tiene un hijo. En resumen: soy la hermana del medio sin pololo ni hijos, que trabaja, estudia; madre de mi hermana chica, madre de mi sobrino, madre de mis amigos, madre de mi madre... En algún momento hablaré de todos ellos, por lo pronto, la tricotilomanía...

Desde que salí del colegio que empecé a perder pelo. En ese tiempo se adelgazó la textura del pelo y se me caía un poco, pero nunca fue problema hasta que se empezó a notar. Mi pelo natural es castaño oscuro con reflejos naturales. Nunca me lo pude dejar demasiado largo porque se partía y con el tiempo me empecé a teñir. Pasé del ultra rojo al negro que llevé por años. Cuando se empezó a caer más se me ocurrió dejármelo castaño, pero la costumbre mental ya estaba formada y no tenía mucho que hacer. Me sentía rara, no como yo misma, hasta que volví al rojo.
A principios del 2010 renuncié al trabajo que tenía porque me iba a embarcar en un proyecto personal, normal para mucha gente, pero que para mí fue una lucha: entrar a la universidad. En otro momento hablaré de lo que significó eso y las implicaciones que tiene hasta ahora, pero por el momento me quedaré en el hecho de que en ese proceso se desató definitivamente la tricotilomanía. Recuerdo un día en los laboratorios de computación de la universidad en que estaba investigando en internet para un ensayo. Estuve horas sentada frente a la pantalla, buscando, leyendo, tomando notas de lo que leía, organizando la información. Mi mano fue recurrentemente a una parte de mi cabeza a unos cinco centímetros a la izquierda y arriba de mi oreja derecha. En ese punto la cabeza es algo sensible y la sensación de sacar el pelo era placentera. Aún lo es. Cuando me dí cuenta, abajo del escritorio había tal cantidad de pelo que me horroricé, me dio asco, me asusté. Con el pié formé una especie de bola que dejé ahí mismo, esperando que las señoras del aseo la barrieran. Pero las señoras del aseo no la barrieron al día siguiente, ni al siguiente de aquel: las señoras del aseo barrían como una vez a la semana, así que tomé la bola de pelo y la boté en el basurero del baño, no fuera que, en mi locura, alguien reconociera el color del pelo y supiera que era mío, como si la u no estuviera llena de minas peliteñidas.
Desde ahí me lo empecé a cortar, y digo "me lo empecé" porque literalmente yo me lo corto: es más fácil que dar explicaciones, porque me carga mentir. En enero fui a una peluquería a cortármelo, pensaba dejármelo crecer desde ahí, pero la tricotilomanía ha empeorado. Me lo he cortado casi todos los meses porque se me hacen parches sobre todo al lado de las orejas. Lo último que me hice fue una mohica que terminó por aburrirme porque fui tras el pelo de la coronilla y empecé a deslizarme hacia arriba. Me hice un parche desde un poco más atrás de la frente hasta la coronilla; como que uní todo, no sé, la cosa es que por eso me corté el pelo, tal vez de la forma que siempre debí hacerlo, con máquina muy cortito atrás y como de centímetro y medio arriba.

Inhala, exhala.

De las implicancias que todo esto ha tenido en mi vida (adulta), así como de otros hechos que se suceden inexorablemente hablaré en otro momento.

Ni yo me hubiera imaginado que algo como esto podría ser posible. La vola'ita.


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